Uno de los debates que veo que suceden continuamente en las juntas de IEP es, el debate de la experiencia. ¿Quién es el experto?  Quiero darles una perspectiva, antes de ir directo al asunto. Mi esposo y yo, a veces hablamos de algo que está sucediendo con nuestros niños, y tenemos que admitir, que lo que estamos haciendo, no está funcionando, sin importar si fue recomendado por alguna revista, o un terapeuta, o tal vez, que sea una práctica aceptada para la crianza de los hijos. Si no está funcionando para nuestro niño, ¡no está funcionando! Y no podremos convencer al niño que debería funcionar, puesto que él ya ha decidido que cualquier técnica que estemos usando, por cualquier razón no está funcionando. Y en esos momentos unaremos nuestros esfuerzos y tendremos que admitir, que lo que estamos haciendo no está funcionando y, tendremos que intentar algo diferente.

Lo mismo pasa en la educación. El experto en lo que funciona para el niño, es el niño mismo. No importa que alguna técnica de enseñanza sea aceptada ampliamente. No importa que este programa educativo sea el que se haya escogido. Si no está funcionando para el niño ¡no está funcionando! Nos apegamos tanto a las ideas y a los métodos, que perdemos de vista al niño por individual y, cuando eso sucede, el que sufre es el niño. Así que, en cada discusión que haya sobre cómo satisfacer las necesidades del niño, las necesidades deberán ser alrededor de él mismo, y si usted pone atención, el niño le dirá cómo él aprende mejor. Qué es lo que va a funcionar para ayudarle a que se porte mejor y lo que él necesita para sentirse aceptado en su salón de clases. Usted solo tiene que poner atención al experto, quien es, su niño.

Traducido por Veronica Navarro